jueves, 15 de diciembre de 2011

EVOCACIONES

Corría el año 60 y pocos,yo estaba estudiando el bachillerato superior, y en verano aprovechaba, las vacaciones para ayudar en el laboreo del campo a mi abuelo, era tiempo de siega y de cosechas , ya las cuadrillas de segadores habian cortado la mies y ésta había sido llevada a la era para que "La Máquina" ( que funcionaba a través de la polea que movía el motor de un tractor ,engullía por su parte superior las gavillas que hasta arriba le iban suministrando con una horca  un obrero , el encargado de alimentar a la máquina , recuerdo que llevaba unas gafas como de submarinista, para impedir que el polvo que emitian los dientes que trituraba las gavilla le afectase a los ojos , éste al que nosotros le llamabamos "tamo" era muy irritante tanto que si tenías cualquier pequeña herida y te tocaba el escozor era intenso.

Yo ayudaba  a mi tio Nicomedes que era el mayor de todos los que alli estabamos , a poner en la salida del grano los sacos o costales y llevarlos hasta el balancín que teníamos colocado cerca y alli lo pesabamos e igualabamos a 40 ó 50 kilos según decia él, luego con una carretilla lo llevaba un poco más lejos y los iba colocando en hileras , de cuando en cuando se turnaban los obreros que suministraban la mies y los que introducían ésta en la máquina, echaban un cigarro, en la sombra junto a la casa que estaba no mas de 100 metros de la era y se lavaban un poco para refrescarse y tomar agua.

 Al atardecer cuando el sol estaba ya casi ocultándose en el horizonte y este se vuelve rojizo, se paraba y aprovechabamos para acercarnos al cercano arroyo a lavarnos o bañarnos -si no teníamos miedo a las sanguijuelas que enseguida se aferraban a tu cuerpo nos llevabamos un bote con vinagre y para desprenderlas la echabamos un poco de éste y soltaban la pieza rapidamente,- una vez oscurecido casi por completo nos acercabamos a la casa y el cocinero nos tenía preparadas unas sopas de pan y tomate que nos venía como "mano de santo" para recuperar fuerza, nos iluminabamos con una lámpara de carburo y trás la cena se charlaba , pero poco,  pues había que descansar para al día siguiente volver a comenzar la tarea, -olvido decir que a mediodía se comía por turnos un cocido que ya el cocinero nos tenía preparado así no teníamos que parar la tarea, a veces lo acompañabamos de gazpacho de campo, agua sal vinagre, cebolla, tomate si habia y pimiento , si no "aguaillo" agua con sal y vinagre.
Dormiamos en la cercanía del montón de paja sobre una manta que tendiamos en una especie de colchón que cada uno preparaba a su gusto , había que tener cuidado con las arañas y langostas que rondaba en la noche buscando comida.
De madrugada la voz del patrón con "arribi", nos sacaba del improvisado lecho y vuelta a empezar , todos mirabamos la pirámide de gavillas que amontonadas esperaban pasar a ser trituradas, para ver como bajaban para calcular hasta cuando duraría la tarea y si para el Santiago el Santo podríamos acercarnos al pueblo a celebrarlo.

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